Junto a la Fuente. Dominicas en Alianza

 Bajo este título, hemos vivido ocho días de reflexión y oración un grupo de 68 hermanas dominicas de cuatro congregaciones: Congregación Santo Domingo - Granada, Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia - Canarias, Congregación Romana de Santo Domingo – Romanas, y las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción – Jarauta. Se trata de un encuentro privilegiado dentro de este Camino en Alianza que venimos recorriendo desde hace tiempo.

Con mucha alegría nos encontramos del 1 al 8 de agosto en El Escorial (Madrid), llegadas desde más de 15 lugares, para compartir los Ejercicios Espirituales que cuatro de nuestras hermanas se han encargado de animar. Nos ofrecieron un itinerario desde la vida y para la vida que nos ha interpelado a cada una en nuestro momento vital, lo cual no era evidente, pues nos congregamos hermanas desde los 24 a los 95 años.

El hilo conductor fue el pasaje de la Samaritana, a través del cual pudimos reconocer todas las bendiciones que Dios tiene constantemente en y con cada una de nosotras y profundizar en ellas. Como la samaritana, nos acercamos al pozo para saciar nuestra sed, y ahí reconocimos al hombre que nos invita a adentrarnos más en nuestro corazón para seguir dejándonos seducir por Él y que fluya su amor hacia los demás, a través de nosotras.

Se nos invitó también a recordar que somos “caminantes con los que caminan y buscadoras con los que buscan”, reconociendo nuestra vulnerabilidad y fragilidades, que nos sitúan junto a quienes sufren. Reflexionamos en torno a la paradoja de lo que la sociedad nos propone: tener, subir, mandar; frente a lo que Jesús nos pide: dar, bajar y servir. Esto nos llevó indudablemente al deseo de escuchar más y mejor, de hacernos expertas en preguntar, dialogar y compartir con otros esa pobreza que nos iguala a todos.

Fue también un tiempo para buscar juntas el sueño de Dios para cada una, para nuestras comunidades y congregaciones, y para el mundo en el que vivimos. Unos días propicios para recrear Su llamada aquí, ahora, así como estamos, en fraternidad y alianza.

El clima de silencio, libertad, respeto y empatía nos permitió ir a la fuente del amor de Dios, como lo hizo Santo Domingo, y con él renovar nuestra misión predicadora en el mundo sufriente de hoy. Cada mediodía, profundizamos en la oración con Domingo, contemplando sus modos de orar tal y como los plasmó fray Angélico. También tuvimos ocasión de tomar conciencia de que nuestra dimensión corporal y espiritual forman parte de un todo integral, para ello, se nos propusieron distintos espacios de oración, danza contemplativa, momentos de caminar consciente o espacios de yoga o pilates. La última mañana nos trajo el regalo de celebrar juntas la fiesta de Santo Domingo en la mesa de la Eucaristía.

 Esta oportunidad de encuentro, oración y reflexión ha merecido la alegría. Nos motiva para seguir viviendo lo ordinario de cada día como el lugar donde descubrir y transmitir la belleza y el don escondido de Dios, acompañándonos unas a otras, hermanas en Alianza.

 Mónica Marco csd y Támara Murillo crsd