Encuentro anual de la Comisión Iinternacional Dominicana para la Justicia y la Paz (IDCJP)

Bogotá, Colombia. 12 al 18 de octubre 2025.

Agradezco a Dios, en primera instancia, y a sor Patricia, delegada de la Priora general para la Zona Colombia – Cuba, el apoyo y la oportunidad de poder participar en este invaluable encuentro, con personas tan maravillosas, fraternas, humanas y cercanas, donde con alegría, sencillez y confianza, como familia dominicana, a nivel internacional, en actitud sinodal y eclesial, hicimos posible el poder acercarnos, conocernos, compartir, dialogar, llegar a consensos y vivenciar en comunión de vida y de fe, la unidad en la diversidad, el amor fraterno y el compartir de bienes materiales, y espirituales; esos dones, y talentos que Dios nos ha regalado para que como familia dominicana, los administremos y pongamos al servicio por la causa de su Reino, con obras y en Verdad; en pro de la Justicia, la Paz y el Cuidado de la Creación, buscando el beneficio de las personas más necesitadas, vulneradas en sus derechos humanos y en su dignidad como hijos e hijas de Dios Padre. Para que todos juntos vivamos como una verdadera familia humana con un solo corazón y una sola al ama en Dios, teniendo los mismos sentimientos de Cristo.

Acudir siempre a Jesús nuestro Modelo y Maestro para que nos enseñe a ejercer nuestra gobernanza, en bien propio y de las personas que están a nuestro cargo, sin imposición, autoritarismo, ni despotismo, que prevalezca siempre una actitud humilde, sencilla y solidaria para quienes interactúan con nosotros en nuestro quehacer cotidiano como servidoras que trabajamos para que el Reino de Dios se haga visible. Que el amor por la verdad, la justicia y la paz, nos empuje al compromiso coherente y firme en bien del ser humano y de la Creación entera.

Si queremos saber qué es la justicia, vayamos a la Fuente, al Evangelio, para que de ahí la hagamos vida en nuestra vida.

Veamos algunos textos:

-   No levantes testimonio falso, ni ayudes al malvado dando testimonio injusto”. Ex. 23, 1

-    No explotaras al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que resida en tus ciudades. Dt 24,14

-   No oprimirás a tu prójimo, ni lo despreciarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente”. Lv.19, 13.

-   Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. Mt 5, 6

-   Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todas esas cosas se os darán por añadidura. Mt. 6, 33

-   Sed compasivos como vuestro Padre es Compasivo. Lc 6,36

La realidad es que estos encuentros me motivan y mueven hacia la coherencia de vida, a no dejar en letra muerta el mensaje del Evangelio, a una sincera conversión desde el corazón, que solo se puede logar con la gracia y la misericordia de Dios, y la respuesta libre y consciente, desde la Verdad, desde la Palabra Encarnada de Dios.

Es mirar, reflexionar y profundizar sobre la bella Encíclica del Papa Francisco, que nos invita como san Francisco de Asís a Bendecir, alabar, dar gracias por el don maravillosos de la Creación, reconociendo nuestra dignidad como hijos e hijas de Dios. A cuidar, amar y respetar nuestra casa común, a acudir y dejarnos sorprender, y cuestionar por el Evangelio de la Creación, que nos ofrece, la sabiduría de los relatos bíblicos, el misterio del universo, el mensaje de cada creatura en armonía con todo lo creado. Una comunión universal, destino común de los bienes, y la mirada de Jesús sobre sus criaturas con misericordia y amor entrañable, compasión por el dolor y el sufrimiento de los pobres, perdón y reconciliación, justicia y paz.

Así mismo debemos procurar también dar respuesta a esta situación dolorosa por la que está pasando la creación, causada por el mismo ser humano, como la raíz humana de la crisis ecológica, dar una respuesta integral. Los problemas deben abordarse en forma integral, lo que implica un trabajo colectivo, sobre: ecología ambiental, económica, y social, ecología cultural, ecología de la vida cotidiana, el principio del bien común, la justicia entre las generaciones.

Estamos invitados a un diálogo sobre el ambiente en la política internacional, diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales, favorecer debates sinceros y honestos, política y economía en diálogo para la plenitud humana, diálogo entre Fe y ciencia.

La Encíclica invita a una conversión ecológica, Es necesario rediseñar hábitos y comportamientos. Para ello la educación es clave y los programas de formación que se inicien desde la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis y formación religiosa que se da a los creyentes, apostar por otro estilo de vida, educación para la alianza entre la humanidad y el medio ambiente, la conversión ecológica.

Finalmente, la exhortación apostólica Laudate Deum, que es la segunda parte de la Encíclica Laudati SI´, el Papa francisco, nos pone a reflexionar sobre la crisis climática global, y a hacer realidad nuestro compromiso de trabajar por nuestra Casa Común. Nos recuerda que las motivaciones brotan de la propia fe, que ayuda a transformarnos y a transformar.

La Biblia narra que «Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno» (Gn 1,31).

De Él es «la tierra y todo lo que hay en ella» (Dt 10,14).

Por eso Él nos dice: «La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes» (Lv 25,23).

Todo esto implica que, como seres humanos, dotados de inteligencia, respetemos las leyes de la naturaleza y el equilibrio entre los seres de este planeta, este gran universo. Y administremos con justicia y equidad todos los bienes, dones y talentos que Dios nos ha dado, para Gloria de Dios, de la sociedad y de nuestra Casa Común.

Bernardita del Carmen B.R. OP